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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

Ciudades Sin Ti.

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Y la tristeza le dura cinco días. Hasta que se encuentra en una película una actriz americana de la que se puede enamorar fácil y la tristeza se le pasa.   Hoy me levante a las 5am, el hotel estaba más solitario que de costumbre, estos días de pandemia habían permitido que los pasillos y lobbies de hoteles sean un poco más amables en cuanto a personas que los frecuentan, un alivio para mí, ya que gusto de las soledades interiores y al parecer exteriores, me dirijo hacia el mar con la tarea encomendada, esa de tomar fotos al amanecer, aunque para captar amaneceres en la playa del rodadero hace falta más que contar con suerte y con cielos despejados de grises nubes que quedarían de las noches de aquel Enero ventoso, eran los alisios según me explicó un viejo guía turístico recuerdo su piel curtida por el sol y la salinidad de aquella ciudad costera, su piel es áspera al igual que un estropajo me dije.  Volviendo a los amaneceres, era una cosa imposible de captar, al menos como a mí me gu

¿Sabes cómo imagino mi muerte?

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 ¿Sabes cómo imagino mi muerte? Nadie llora, tan solo hay rumores de que alguien murió en el absoluto olvido, pero el rumor resulta ser una mentira. Nadie se lamenta porque no dejé nada más que una cuenta en una cafetería sin pagar, era un tinto de mil pesos y ya, una canción antes y después de Still Loving You de Scorpions, antes estaba the man who sold the world no la versión de Bowie sino la de Nirvana que me encanta y después la versión de Daniela Andrade Crazy de Gnarlas Barkley que me hace llorar en un Spotify que sonaba, donde estaba, no lo sé, una muerte sin dolor así sin nada más, todos los días pateamos piedras, todos los días respiramos aire pútrido, todos los días nos cruzamos con un perro callejero y nunca lo miramos, todos los días muere gente y seguimos como si nada, ese sería mi ideal de muerte perfecta irse sin más. ¿Sabes como imagino mis mañanas sin vos? Normales, simples y contestarias, el café amargo y sin azúcar y ya. Sin lamentos que lamentar. ¿Sabes cómo imagino